Un Camarero Cobra 4.000 Dólares Por Un Café Al Ver La Pegatina De Un Camión

Un Día Normal

El día no tenía nada de especial. Como de costumbre, Alex tomó su café matutino. El día daría un giro inesperado para él y para su familia.

El hombre se sentó en su mesa de siempre sin darse cuenta de que una pegatina le costaría el café más caro de la historia.

Su Cafetería Favorita

Parecía que Alex Hogan frecuentaba todos los días la misma cafetería. Siempre había una competición entre los camareros por servirle, ya que tenía fama de dar buenas propinas.

Algunos días, Alex disfrutaba mucho trabajando desde allí. Allí tomaba la mayoría de sus almuerzos, además de un café estupendo. Sin embargo, un día las cosas cambiarían drásticamente.

Alguien Nuevo

Alex caía muy bien a los camareros y camareras. Sin embargo, ese día se dio cuenta de que había alguien nuevo trabajando allí.

La mujer no estaba sirviendo en su mesa, pero pensó en presentarse ya que el personal de la cafetería era tan amable con él. Fue entonces cuando vislumbró algo por el rabillo del ojo.

Era Diferente

La nueva camarera tenía algo diferente a las demás. A su edad se sumaba un mal humor que no se iba ni con aguarrás.

A diferencia de lo que él había experimentado a lo largo de los años, ella no trataba a los clientes con la misma cordialidad y amabilidad que las demás. En opinión de Alex, esto supondría un enorme problema para su local favorito.

No Era Muy Querida

En los días siguientes, Alex empezó a notar que los demás camareros y camareras no estaban contentos con la nueva empleada.

Sus compañeros decían que siempre llegaba tarde a su turno y que tenía mala actitud con todo el mundo, incluido el personal de cocina. Le pareció extraño que un establecimiento popular contratara a alguien tan maleducado, hasta que descubrió la verdad.

Una Presentación

Estaba a punto de pedir su café y su bocadillo cuando alguien se acercó inesperadamente a su mesa.

Se llamaba Susan y era la nueva camarera. Aquella mañana apareció para servirle a él. Fue la oportunidad de Alex de presentarse. Sin embargo, ella le respondió de forma sorprendente.

A Otra Cosa

A pesar de que Alex le tendió la mano, ella se quedó mirándole sin comprender mientras llevaba su pedido a la cocina. Esta mujer era increíblemente fría, pensó.

Estaba claro que no quería estar allí. Después de que Susan le mirara con frialdad, los demás empleados negaron con la cabeza mientras Alex se encogía de hombros. Los acontecimientos de los que Alex fue testigo pronto resultaron ser demasiado para él.

Conmoción

La pequeña cafetería se llenó de voces mientras Alex se comía su bocadillo de pollo con mayonesa.

Varios clientes se levantaron para ver qué ocurría mientras se formaba un gran alboroto. Susan y otro cliente habitual estaban discutiendo y un camarero intentaba intervenir. Predijo que aquello era el principio de una desgracia.

Intervención

La situación no podía quedar así. Para resolver esta discusión irracional, decidió ayudar a Kevin.


Consiguió calmar la situación interponiéndose entre ellos. Esto no era buena prensa para la cafetería, y quería evitar cualquier mala publicidad para Dave, el gerente. Para Alex, la cosa no tendría un final feliz.

Ya Había Tenido Bastante

Susan se volvió hacia Alex y le miró directamente a los ojos. Era obvio que esta mujer tenía mal carácter, pero Alex no sabía qué esperar.

Apartándose, le gritó que "se metiera en sus asuntos", ya que "nadie le había dado vela en ese entierro". Alex nunca había experimentado algo así, y menos en público. Su paciencia se estaba agotando.

Plan A

Decidió dar marcha atrás y volver a su mesa. Era algo de lo que prefería mantenerse al margen por el momento.

Pero las cosas no pintaban bien para su cafetería favorita y parecía que nadie podía hacer nada para detener a Susan. Fue entonces cuando Alex pensó en algo que podía hacer.

Hora De Un Cambio

Era hora de hablar con su buen amigo Dave. Alex le dijo que no había manera de que continuara como hasta entonces. Nadie estaba contento con su servicio.

Y muy pronto, si no tenía cuidado, perderían una valiosa clientela. Sólo le ayudaba como amigo, y como cliente habitual, podía ver todo lo que ocurría sobre el terreno. Pero lo que Dave diría a continuación, dejaría a Alex desconcertado.

No Podía Hacer Nada

Dave no podía hacer mucho. Sólo podía hablar con ella y abordar el tema, pero no podía librarse de ella. Parecía que pasaba algo más.

Alex vio esto como una oportunidad para indagar y ver qué estaba pasando. Quién era esta señora y por qué recibía un trato especial a pesar de dársele tan mal aquel trabajo?

Preguntando Por Ahí

Alex iba a la cafetería como de costumbre todos los días. Su plan era averiguar más cosas sobre Susan. Parecía tener un aire arrogante.


No sabía cómo iba a hacerlo. Supuso que tenía que preguntar a las otras camareras sobre ella, pero no llegó a nada. Alex pronto aprendería que sus indagaciones le costarían caro ya que Susan se lo haría pagar por husmear.

Vacío

Alex pudo comprobar cómo la cafetería se iba vaciando con el paso de las semanas. Al parecer, se había corrido la voz sobre la terrible camarera que trabajaba allí.


Hasta el momento, él era el único cliente que había entrado esa mañana. La situación empeoraba y Susan se quedaba sentada mirando su teléfono y levantando brevemente la vista hacia Alex. Parecía que estaba planeando algo.

Sin Preocupaciones

Mirando las caras de sus amigos, pudo ver que se estaban preocupando. Eran estudiantes y dependían de las propinas para salir adelante mientras estudiaban.

Parecía que Susan estaba aquí sólo como un favor y que realmente no necesitaba el dinero. Eso era lo que más les frustraba. Estaba saboteando sus medios de vida. Pero aún no habían visto lo peor de ella.

Problemas Con El Coche

Un día Alex no pudo ir a su querida cafetería porque tenía problemas con el coche. Sabía que tenía que llevarlo, pero no tenía tiempo.


Hoy tendría que saltarse el café y el bocadillo y trabajar desde casa. Pero volvería a la cafetería en un santiamén y este sería el principio de las pesadillas de Alex.

Por Fin De Vuelta

Alex estaba contento porque, después de varios días, por fin había vuelto a la cafetería. Su coche estaba tardando más de lo esperado pero por fin podía tomarse el café y el bocadillo que tanto le apetecía.


Se sentó en su mesa habitual y fue recibido calurosamente por el personal, parecía que le echaban de menos. Pero la alegría se vería truncada ya que hoy sería Susan la que le atendería y le daría algo más que su pedido habitual.

Un Gran Día

Ya parecía malhumorada pero Alex decidió que no iba a dejar que le estropeara el día. De momento estaba teniendo un día estupendo y ninguna mujer enfadada se lo iba a estropear.

Se dio cuenta de que no dejaba de mirarle y se preguntó si estaría intentando iniciar una discusión. Llegó la hora de irse y Alex pagó la cuenta como de costumbre. Pero no se había dado cuenta de algo crucial hasta que fue demasiado tarde.

Ser Amable

Subió a su vehículo y vio que Susan le saludaba desde dentro. ¿No era extraño? Decidió devolverle el saludo. Tal vez Dave le había dado esa charla después de todo.


Estaba entrando en su casa cuando recibió una llamada de su esposa Jessica diciendo que su tarjeta había sido rechazada en la tienda de comestibles. Alex estaba confuso.

¿Qué Había Pasado?

Jessica estaba furiosa y avergonzada porque había tenido que dejar toda la compra y volver a casa.

Le preguntó a Alex qué había pasado con su dinero. Él no tenía ninguna explicación y no entendía qué había pasado. Revisó todas las transacciones de la última semana y entonces se encontró con algo que casi le detuvo el corazón.

Una Factura Enorme

Sacó la factura del café y el sándwich que acababa de tomar y se quedó boquiabierto.

Le habían cobrado más de 4000 dólares por un café y un sándwich. Su mujer se enfadó y le preguntó por qué no lo había comprobado. Pero Alex le aseguró que se trataba de un error involuntario y que lo solucionaría en seguida.

Se Cometieron Errores

Condujo de vuelta a la tienda y vio que estaban cerrando. Llamó rápidamente a la puerta y le dejaron entrar.

Se acercó al mostrador y le mostró la factura a una de las camareras. Ella no podía creer lo que veía y llamó a sus compañeros para que vieran la enorme factura que Alex tenía en la mano.

Increíble

Todos se quedaron asombrados y exhalaron con fuerza. Se miraron unos a otros y se preguntaron quién podría haber cometido un error tan colosal.

Pero entonces, al volverse, vieron a Susan sentada en una de las mesas con aire muy satisfecho. Alex lo recordó. Era ella quien le había atendido y cobrado. Pero la pregunta era: ¿por qué?

Necesita Un Reembolso

Se acercó a ella con la cuenta y le mostró el enorme error. Para entonces, todo el mundo hablaba en voz baja.

Pero finalmente, Dave salió para ver qué pasaba. Alex se sintió aliviado y le mostró la cuenta y solo pidió que le devolvieran el dinero porque tenía que comprar comida. Pero Susan se apresuró a interrumpir y a explicarse.

No Se Equivoque

Susan se levantó y se acercó a Alex y Dave. Le quitó la cuenta de las manos y la examinó.

Alex estaba claramente molesto con esta mujer. Ella realmente sabía cómo arruinarle el día a alguien, y eso que él pensaba que había entrado en razón. Entonces, lo único que soltó fue: «No hay ningún error en esta cuenta».

¿Perdón?

¿Que no hay ningún error? Eso fue la gota que colmó el vaso. Alex ya estaba harto de esa mujer y de sus payasadas. Se había acabado el tiempo de hablarle amablemente.

Quería que le devolvieran su dinero y lo quería ya. Ella tenía que explicarles a todos por qué la enorme cuenta no era un error. Todos se quedarían perplejos con su respuesta.

Venganza

Dave apartó a Susan y le preguntó qué significaba aquello. Alex era un cliente habitual y, como todos los demás, debía ser tratado con respeto.

Pero Susan no estaba dispuesta a ceder. Insistió en que Alex estaba en falta y que debía pagar por lo que había hecho. Alex no entendía qué era lo que había hecho exactamente y entonces todo quedó claro.

Ofendida

Susan exigió una compensación por todo el dolor y el sufrimiento que había soportado al ver la pegatina en el parachoques de su camioneta. Como madre de cuatro hijos, le ofendía.

Quería que Alex pagara por conducir de forma tan arrogante. Alex se quedó estupefacto. Nunca en toda su vida se había enfrentado a un problema así y no era un problema que le incumbiera. No era su camioneta.

Asunto Zanjado

Alex había pedido prestada la camioneta de un amigo mientras le reparaban el coche. No era culpa suya que a la gente no le gustara la pegatina de la camioneta. Ni siquiera se había dado cuenta. Parece que Susan estaba trabajando allí como un favor.

Era la hermana del jefe y estaba sustituyendo a otra persona.

El absurdo asunto quedó zanjado y Alex finalmente consiguió que le devolvieran el dinero. Por supuesto, volvió a su lugar favorito e incluso le invitaron a comer por las molestias causadas. Se alegró de ver que Susan ya no estaba allí y recibió a la antigua camarera con los brazos abiertos.