Extraño Hábito


Esto llevaba ocurriendo demasiado tiempo. Martin observó cómo su fiel compañero volvía a escabullirse por la puerta.
Antes no le preocupaba. Le gustaba que su perro fuera un espíritu libre que iba donde le daba la gana.
Algunos lo consideraban más un gato que un perro.
Una Llamada Telefónica


Martin nunca se preocupó por dónde iba su perro mientras estaba en el trabajo. Sinceramente, mientras volviera a casa para cenar, no le importaba. Pero un día recibió una llamada alarmante.
Estaba sentado en el trabajo cuando sonó su teléfono. La persona que estaba al otro lado del teléfono le dijo que habían encontrado a su perro y habían llamado al número que aparecía en su chapa.
Martin estaba a punto de decirle que lo dejara en paz, pero entonces le dijo algo inesperado.
Muy Lejos


Martin iba a decirle al hombre del teléfono que su perro podía ir donde quisiera.
Pero cuando el hombre le dijo dónde había ido a parar su perro, le saltaron las alarmas.
La preocupación se apoderó inmediatamente de su sistema al preguntarse cómo era posible que su fiel can acabara tan lejos y por qué quería ir tan lejos.
Investigar


Martin decidió que merecía la pena investigar.
¿Cómo había podido su perro alejarse casi 30 kilómetros de su casa y volver cuando Martin regresaba del trabajo?
Pero cuanto más investigaba Martin el extraño fenómeno, más se daba cuenta de que su perro tenía una historia que él desconocía. En realidad, no conocía a su perro en absoluto.
Observar Las Imágenes


Martin decidió instalar una pequeña cámara en el collar de su perro.
Estaba bien disimulada y no pesaba tanto como para causar problemas. Así descubriría la verdad.
Pero cuando Martin decidió comprobar las imágenes de la cámara, su rostro se tornó de horror al comprender que nada volvería a ser igual en su vida.
Martin Tennaman


Martin Tennamen no necesitaba mucho en su vida para ser feliz.
De hecho, se consideraba afortunado por vivir en uno de los pueblos menos poblados de Oregón. Los hermosos bosques que rodeaban su casa mantenían su mente en paz.
Pero tampoco podría hacerlo sin su compañero. Si no fuera por Waffles, su golden retriever, llevaría una vida solitaria. Pero su perro tenía sus propios secretos.
Un Perro


Hasta entonces, siempre había sido un solitario, nunca había encontrado mucho placer en la compañía de los demás.
Siempre se había centrado más en su trabajo en el aserradero que en cualquier otra cosa.
Pero un día, mientras volvía a casa tras un largo día de trabajo, encontró un perro al borde de la carretera. Parecía desaliñado y abandonado. Le silbó y se subió a su camioneta.
Gofres


Martine aún recordaba cómo había bautizado al golden retriever callejero. Tenía restos del desayuno de aquella mañana en el coche.
El pobre perro parecía tan hambriento que se lo dio encantado.
Se comieron el gofre a bocados y fue entonces cuando se le ocurrió algo. Decidió llamarles Gofres. Mandó hacer una chapa y le puso un collar.
No Es Un Perro Normal


Durante los meses siguientes, Martin aprendió que su nuevo compañero era cualquier cosa menos un perro normal.
Tenía hábitos peculiares, como preferir tumbarse debajo de su escritorio que en cualquier otro sitio.
Martin lo atribuyó a que se sentía protegido, algo que no tenía desde hacía mucho tiempo. Pero el hábito más extraño era su independencia. Martin nunca se preocupó por ello, pero quizá debería haberlo hecho.
Iba Donde Quería


Waffles era todo lo contrario a un perro casero. Como efecto secundario de su condición de perro callejero, prefería ir donde le llevara el viento.
Martin supuso que su nuevo amigo canino sólo estaba estirando las piernas y paseando por la propiedad, buscando cosas con las que entretenerse hasta que su nuevo dueño llegara a casa del trabajo.
Pero la cosa iba mucho más allá de lo que él hubiera podido imaginar.
Siempre Igual


Como un reloj, Waffles salía por la puerta principal a la misma hora que Martin.
Mientras Martin subía a su camioneta y se dirigía al trabajo, observaba al can por el retrovisor mientras se adentraba en el bosque.
A Martin nunca le preocupaba, ya que siempre volvía a tiempo para cenar cuando regresaba del trabajo. Pero alguien estaba a punto de darle un motivo de preocupación.
Zumbó Su Teléfono


Martin estaba catalogando los últimos transportes de madera y asegurándose de que todos estaban cargados en los camiones de su trabajo para ir a sus almacenes.
Fue entonces cuando recibió una llamada telefónica, algo que no ocurría muy a menudo.
No reconoció el número y pensó en ignorarlo. Pero sintió una corazonada que le decía que contestara.
Sobre Su Perro


Oyó el sonido de un hombre al otro lado del teléfono. Le dijeron que habían encontrado a su perro y que llamara al número de su placa.
Martin estaba a punto de decirle que le dejara en paz, pero entonces le dijo algo inesperado.
Pensó que le dirían que estaban como mucho a un kilómetro de su casa. Pero la verdad iba a hacer que cuestionaran el comportamiento de su perro.
Sentirse Preocupado


Martin iba a decirle al hombre del teléfono que su perro podía ir donde quisiera.
Pero cuando el hombre le dijo dónde había ido a parar su perro, le saltaron las alarmas.
La preocupación se apoderó inmediatamente de su sistema mientras se preguntaba cómo era posible que su fiel can acabara tan lejos y por qué quería ir tan lejos.
20 Millas De Distancia


Martin decidió que valía la pena investigar. ¿Cómo había podido su perro alejarse casi 30 kilómetros de su casa y volver para cuando Martin regresaba del trabajo?
Aún así, Martin le dijo al hombre que dejara a su perro donde lo había encontrado. Quería ver algo.
Si tenía que hacerlo, iría a buscar al perro, pero confiaba en su instinto.
Volver A Casa


Martin se dirigió a casa después de terminar su turno y se preguntó si tenía razón o no. Pero una vez que condujo por el largo camino de entrada a su casa, vio lo que pensaba que vería: Waffles.
El perro se las había arreglado para llegar a casa antes de que él llegara a pesar de estar a 20 millas de distancia sólo unas horas antes.
¿Qué hacía tan lejos? Cómo había conseguido semejante hazaña?
Mirando Dentro


Pero cuanto más se adentraba Martin en el extraño fenómeno, más se daba cuenta de que su perro tenía una historia que desconocía. En realidad, no conocía a su perro.
Martin sabía que no podía creerse la palabra de un completo desconocido sobre la desaparición de su perro mientras él estaba en el trabajo.
¿No acababa de encontrar a Waffles esperándole cuando llegaba a casa? Pero las cosas estaban a punto de ponerse raras muy rápido.
La Vida Como Siempre


Martin y Waffles siguieron con su vida habitual y, durante los tres días siguientes, no ocurrió nada fuera de lo normal.
Aunque Martin no creía que su perro estuviera saliendo a diario mientras él estaba fuera, se mantenía alerta y siempre vigilante.
No podía soportar un mundo en el que su mejor amigo no estuviera cerca. Aunque muchos verían a Waffles como un simple perro, para Martin era algo más.
Una Vida Solitaria


Antes de conocer a Waffles, Martin pensaba que siempre estaría solo. Había pasado la mayor parte de su vida solo, siempre dependiendo de sí mismo y cuidando de sí mismo.
Se había enfrentado al rechazo de mucha gente, desde amigos y familiares hasta posibles parejas románticas.
Su vida había perdido color, convirtiéndose en un gris pálido que le perseguía constantemente. Pero todo cambió el día que conoció a Waffles.
Un Destello De Esperanza


El perro encendió algo dentro de Martin, un destello de esperanza que trajo consigo colores vibrantes, sonidos encantadores y olores embriagadores.
El mundo que le rodeaba, antes apagado y sin vida, iba tomando forma poco a poco. Martin sabía que sólo podía atribuírselo a su nuevo amigo.
No tenía ni idea de lo que les deparaba el futuro.
Algo Significativo


A medida que pasaban los días, Martin y Waffles se hacían más compañeros. Al ver que tenía algo significativo en su vida, Martin se esforzó por darle a Waffles la mejor vida posible.
Le compró al perro todo lo que necesitaba, desde comida hasta juguetes, cualquier cosa para que su estancia fuera cómoda. Incluso le reservó unas cuantas visitas al veterinario, cualquier cosa para asegurarse de que Waffles estaba muy bien.
Así que cuando se enteró de que el perro se iba todos los días, no podía entenderlo.
Un Hogar Anterior


Martin se preguntó si no le habría robado el perro a alguien cuando lo acogió en su casa. Se preguntó si algún niño estaría muy preocupado por la desaparición de su perro.
Pero Martin no encontró ninguna placa en Waffles el primer día que se conocieron. No podía tener un hogar.
Pero ¿por qué se iba el perro todos los días, si es que se iba? Era un misterio para Martin.
Muy Cariñoso Con Él


Esperaba que Waffles no estuviera deseando a otra persona. Se había encariñado mucho con su peludo amigo y esperaba que al final el perro decidiera quedarse con él.
Pero seguía molestándole que Waffles vagara por ahí cuando él no estaba en casa.
¿Y si le pasaba algo mientras Martin estaba en el trabajo? Estaba muy preocupado.
Algo


¿Adónde podía ir el perro en su ausencia? ¿No era feliz?
Martin no lo sabía, pero se comprometió a averiguarlo. Si alguien decía que el perro estaba tramando algo, le correspondía a él intentar averiguar qué estaba pasando.
Waffles no mostraba ningún signo de angustia, así que ¿qué podía ser lo que buscaba?
La Verdad Oculta


En su búsqueda por descubrir la verdad sobre el peculiar comportamiento de Waffles, Martin decidió tomar cartas en el asunto.
Sabía que algo iba mal y no podía quedarse de brazos cruzados mientras su fiel compañero ocultaba secretos.
Y no quería que le pasara nada al perro. Necesitaba una solución antes de que fuera demasiado tarde.
Una Idea


Tenía una vaga idea de lo que iba a hacer, pero no sabía si iba a funcionar.
Con Waffles dando vueltas durante kilómetros, no sabía si su plan saldría como él quería.
Pero valía la pena intentarlo. Le ponía nervioso pensar en lo que Waffles le estaba ocultando.
Carrera Mental


El perro no actuaba fuera de lo normal cuando estaban juntos. Sólo cuando Martin no estaba en casa.
La mente de Martin bullía con todas las posibilidades en las que su perro podía estar involucrado.
Había leído muchas historias de criminales que utilizaban animales para hacer el trabajo sucio. ¿Era éste el caso de Waffles? Martin esperaba que no.
Un Suceso Extraño


Martin seguía dándole vueltas al asunto cuando ocurrió algo extraño. Ese día se había olvidado la caja de herramientas en casa y tuvo que ir corriendo a recogerla.
Normalmente, Waffles le esperaba en la entrada o dentro de casa.
A veces, salía corriendo por la puerta del perro, moviendo la cola mientras saludaba a Martin. Pero hoy era diferente.
En Ninguna Parte


Waffles no aparecía por ninguna parte. “Waffles,” llamó Martin al salir de su vehículo. Miró a su alrededor y volvió a llamar. Pero su perro no apareció.
Como alguien que había tenido un perro en su juventud, Martin sabía lo receptivos que eran. Sabía que si llamaba a un perro una vez, éste se apresuraba a venir.
Entonces, ¿por qué Waffles no le respondía?
Preocupado


Martin, preocupado, empezó a buscar por el recinto a su pobre perro. “Gofres,” gritó frenéticamente. “¡Ven aquí, chico!”
Pero no obtuvo respuesta. Se apresuró a entrar en la casa y vio que Waffles se había marchado.
¿Pero adónde había ido el perro? Fue entonces cuando Martin se dio cuenta de que la persona que le había llamado antes podía estar diciendo la verdad.
Las Llamadas No Llegan


Martin se pasó el día muy preocupado por su perro. Intentó llamar a la persona que le había dicho que había visto a Waffles la semana anterior, pero no obtuvo respuesta.
Apenas había terminado su turno, Martin corrió a casa para ver si Waffles estaba allí.
Apenas había llegado a la entrada cuando sus ojos se posaron en una imagen que le dejó sin habla.
¡Está En Casa!


Allí mismo, en el porche de su casa, estaba Gofredo, moviendo el rabo mientras esperaba pacientemente a que Martin apagara el motor.
En cuanto el coche se detuvo y Martin abrió la puerta, el perro se abalanzó sobre él, dándole la bienvenida con mil besos.
“¿Dónde estabas?” preguntó Martin emocionado mientras acariciaba a Waffles. Se había imaginado lo desgraciado que había sido antes de conocer a Waffles. “¡Me tenías muy preocupado!”
La Disculpa De Un Perro


Waffles no podía hablar, pero sus ojos de disculpa lo decían todo. El corazón de Martin se derritió al mirar aquellos ojos profundos y conmovedores.
Abrazó con fuerza a su peludo amigo, aún desconcertado por el extraño giro de los acontecimientos.
Aunque se sentía aliviado de que Waffles hubiera regresado sano y salvo, Martin seguía sintiendo curiosidad y preocupación. Necesitaba averiguar adónde había ido Gofredo durante el día y por qué sentía la necesidad de mantenerlo en secreto.
¿Estuvo Cerca?


¿Qué pretendía exactamente este perro y cómo había conseguido recorrer tantos kilómetros sin comer ni beber en todo el día?
No es de extrañar que engullera la comida y el agua en cuanto Martin se las ponía.
Estaba Martin cerca de averiguar qué misión cumplía Waffles a diario?
Intrigado


Estaba más que intrigado. Mientras Jofre saltaba para saludarle, Martín se agachó y acarició su espeso pelaje beige.
“¿Adónde vas, chico? La gente ha estado hablando de ti vagando por las calles. ¿Qué ocurre?” le preguntó al perro, mirándole a los ojos leales.
Pero Waffles sólo lamió la cara de Martin como diciéndole que no se preocupara.
Sigue Preocupado


Martin entró en casa para coger su caja de herramientas, y Waffles le siguió como una sombra. Sabía que este perro le quería tanto como él a él. Pero seguía muy preocupado.
Se sentó un momento a reflexionar sobre su próximo movimiento mientras Waffles mordisqueaba un poco de su comida.
“Tienes que encontrarte conmigo a mitad de camino, amigo. ¿Me enseñas dónde vas cada día?” preguntó, esperando que Waffles pudiera responderle.
No Te Muevas


Cogió su caja y esperó que Gofres se quedara dentro el resto del día. Pero al subir a su camioneta, vio cómo Waffles salía.
Parecía que se estaba preparando para salir de nuevo a la carretera.
“Quédate ahí, chico. No tardaré, te lo prometo. Quédate ahí!” le gritó desde su camión.
No Está Preocupado


Waffles no parecía preocupado en lo más mínimo por su paradero diario. Antes Martin no tenía ningún problema con él.
Pero eso era cuando creía firmemente que su perro apenas salía del vecindario.
Sin prisa pero sin pausa, la idea de que su perro estuviera en peligro le taladraba la mente, provocándole noches de insomnio y días perdidos en sus pensamientos. Necesitaba llegar a la raíz de todo antes de que fuera demasiado tarde.
Conseguir Una Cámara


Fue entonces cuando Martin tuvo la idea de utilizar una cámara con su perro.
Podría comprobar las imágenes después de que Waffles regresara. Pensó cuál sería la mejor cámara.
Como estaba corto de dinero, tendría que encontrar algo en la casa. No podía salir y comprar una cámara. Pero su vida no volvería a ser la misma cuando viera las imágenes.
El Único Camino A Seguir


Martin decidió que sólo había una forma de entender realmente lo que hacía su perro cada día.
Se pasó toda la noche buscando una cámara en su casa.
Estaba seguro de que tenía una pequeña GoPro por ahí. Martin estaba convencido de que sería perfecta para desvelar este misterio, sin saber lo que le esperaba.
Está Al Límite


Como cualquier padre de perro, Martin estaba nervioso tras conocer el comportamiento de su cachorro.
Había creído que Waffles era el mejor chico del mundo. El perro había sido esto y mucho más para él.
Martin no quería imaginar que el pequeño solía cruzar la ciudad a pie por motivos desconocidos. Sabía que no podría descansar hasta llegar al fondo de este asunto.
No Hay Mucho Que Hacer


Pero, ¿cómo podía proceder si lo único que tenía para seguir adelante era la palabra de un completo desconocido?
Tampoco podía hacer hablar a Waffles porque, por supuesto, los perros no pueden hablar. La cámara sería su única salida.
Con su mente acelerada, Martin decidió que usaría su cámara. Aún así tendría que asegurarse de que no fuera demasiado voluminosa para Waffles. La verdad pronto saldría a la luz.
Montaje


Martin decidió instalar una pequeña cámara en el collar de su perro. Estaba bien disimulada y no pesaba tanto como para causar problemas. Así descubriría la verdad.
Waffles no pareció darse cuenta de que la cámara colgaba de su cuello. Esto era exactamente lo que Martin quería.
Ahora, sólo tendría que ser paciente y ver qué hacía al día siguiente.
Paciencia


Martin volvió a trabajar al día siguiente, pero su mente no dejaba de pensar en lo que hacía su perro.
Pronto lo averiguaría; sólo tenía que llegar a casa y comprobar la tarjeta de memoria de la cámara.
Por fin terminó su turno y se dirigió a casa. Pero cuando decidió comprobar la grabación de la cámara, su rostro se tornó de horror al comprender que nada volvería a ser igual en su vida.
Las Imágenes


Martin encontró a Waffles esperándole en casa cuando regresó. Le dio de cenar y llevó la tarjeta de memoria de la cámara a su portátil. Navegó hasta la grabación y le dio al play.
Observó cómo su perro caminaba por el bosque y luego empezaba a acelerar el paso para dirigirse a la carretera.
Caminó junto a ella durante kilómetros hasta que apareció un lugar familiar.
Una Gasolinera


Martin observó cómo su perro se dirigía a una gasolinera situada a 32 kilómetros de su casa.
Pero cuanto más se acercaba, más familiar le resultaba. Entonces cayó en la cuenta. Sabía de qué gasolinera se trataba.
Era la misma carretera en la que había encontrado a Gofres hacía unos meses. Parecía caminar con confianza hacia la pequeña tienda de conveniencia que estaba pegada al edificio.
Una Doble Vida


Waffles entró en la gasolinera y empezó a caminar por los pasillos.
Martin se sintió como si estuviera viendo una película de ficción; ¿qué estaba pasando? Entonces Waffles se dirigió al mostrador.
Martin esperaba que el dependiente le dijera al perro que se largara, pero se alegró de tener también grabación de sonido. Oyó: “¡Ahí estás, Waffles! ¿Cómo te trata tu nuevo dueño?”
Un Capricho


El alegre empleado parecía conocer a Gofres. Cogió una barra de cecina del mostrador y se la dio a Gofres. Acarició al perro como si lo hubiera hecho antes.
Martin sabía que tenía que ir hasta allí si quería averiguar qué pasaba realmente cuando estaba en el trabajo.
Cogió su abrigo y llevó a Waffles a su camioneta. Iban a dar una vuelta.
Averiguando Cosas


Martin condujo treinta kilómetros hasta la gasolinera del GoPro; conocía el lugar relativamente bien e incluso había repostado allí varias veces a lo largo de los años.
Pero nunca había entrado en la tienda. Era la primera vez que cruzaba las puertas automáticas y miraba al dependiente a los ojos.
Pero fue su perro el que tuvo la mayor reacción.
El Dependiente


Al dependiente se le iluminaron los ojos cuando vio al perro junto a Martin. Era el mismo de la filmación y podría explicar todo lo que estaba pasando.
“Hola, creo que conoce a mi perro,” le dijo al empleado. Parecía extasiado al ver al animal; a Martin no se le podía ocultar la verdad.
Decidió confesárselo todo en el acto.
Una Larga Relación


“Waffles, o Scraps antes de que usted lo adoptara, lleva años viniendo aquí. Llegó un día pidiendo comida. Decidí darle algo, y así fue.”
El dependiente continuó: “Desde entonces, viene a mi tienda a por su tentempié diario. Pero un día, noté algo muy extraño. Me alegré mucho cuando lo vi.”
Un Collar


“Le llamaba cariñosamente Scraps, ya que era lo único que buscaba cuando llegó aquí. Pero un día me di cuenta de algo. Su pelaje estaba limpio y lavado y, lo que es más importante, tenía una etiqueta en el collar.”
“Me alegré mucho porque eso significaba que por fin alguien lo había sacado de la calle. Llevaba 4 años esperando aquí hasta que por fin lo acogisteis. Después, aún me sorprendía verlo venir aquí, ¡pero supongo que también se encariñó conmigo!” dijo el empleado con una sonrisa.
Comprenderlo Todo


Martin miró a su perro, que movía la cola emocionado. Debía de estar esperando una golosina desde que entró en la tienda. Martin observó cómo se desarrollaba una nueva interacción.
El dependiente sonrió y dijo: “¡Hoy ya tienes tu golosina!”
Antes de volver a mirar a Martin, dijo: “En realidad no debería darle más de comer, ya que ahora tiene un hogar cálido, pero no puedo evitarlo.”
Uno, Por Favor


Martin miró fijamente a los dos, y su corazón se calentó. “Una barrita de cecina, por favor,” le pidió al dependiente. El dependiente pareció entender lo que hacía, sonrió y le dio la barra.
Martin pagó en efectivo y le dio la cecina a Waffles, que se la devoró.
El dependiente y Martin se rieron juntos del adorable perro que había llegado inesperadamente a sus vidas.
Se Crea Un Nuevo Vínculo


Martin se sentía mucho mejor ahora que sabía adónde iba su perro cada día. Como guinda, era bueno saber que Waffles tenía amigos al margen de su relación con él.
Además, a medida que pasaba el tiempo, surgió un vínculo entre el empleado y Martin.
Se enteró de que se llamaba Rodney, e incluso le invitó a su casa a tomar una cerveza y a jugar con Waffles mientras no estaba trabajando.
Una Amistad Inesperada


Con el paso de los días, Martin y Rodney entablaron una amistad inesperada. Se encontraron compartiendo historias, risas e innumerables cervezas por las tardes.
Waffles parecía disfrutar de la nueva compañía y de las golosinas extra que recibía en la gasolinera.
Parecía muy contento de que sus dos amigos humanos se llevaran tan bien.
Una Debilidad Por Los Perros


Resulta que Rodney tenía debilidad por los perros y llevaba años alimentando a perros callejeros.
Estaba realmente feliz de ver a Waffles viviendo una vida cómoda con Martin, pero no podía resistir la alegría de sus encuentros ocasionales.
Le ayudaba a sobrellevar su turno en la tienda y disfrutaba de la nueva compañía que tenía.
Visitas Regulares


A medida que su amistad se fortalecía, Martin empezó a visitar la gasolinera con regularidad, no sólo para charlar con Rodney, sino también para recoger algunas golosinas de cecina para Waffles.
El vínculo entre ambos se estrechó y Martin se dio cuenta de que no sólo había ganado un perro leal, sino también un nuevo amigo: Rodney.
Martin incluso invitó a Rodney a su casa para hacer una barbacoa y charlar más alrededor de la parrilla.
A Gusto


Con el tiempo, las preocupaciones iniciales de Martin sobre las salidas secretas de Waffles se desvanecieron.
Ahora sabía la verdad y se sentía satisfecho sabiendo que su perro tenía una conexión especial con Rodney.
Waffles siguió disfrutando de sus aventuras diarias y de sus visitas ocasionales a la gasolinera, sin olvidarse nunca de volver a casa con Martin. Rodney se aseguraba de que volviera a tiempo para la cena.
Trayendo Alegría


La vida se asentó en una cómoda rutina, y el inesperado giro de los acontecimientos había enriquecido la vida de Martin de más formas de las que hubiera podido imaginar.
Waffles había traído a su mundo no sólo alegría, sino también un verdadero amigo, y él no lo habría hecho de otra manera.
Los tres amigos siguieron disfrutando de su mutua compañía durante años.