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Home » **El embarazo** » Afrontando el embarazo después de una agresión sexual o violación

Afrontando el embarazo después de una agresión sexual o violación

  Written by Feature Editor
  Published on November 13th, 2023
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En 2017, la última Encuesta de Criminalidad de Inglaterra y Gales informó que una de cada cinco mujeres británicas fue víctima de una agresión sexual, incluyendo tocamientos no deseados, exhibicionismo indecente y violación. Cuando las mujeres que han sobrevivido a una agresión sexual quedan embarazadas, experimentan un embarazo radicalmente diferente y es un desafío encontrar formas únicas de afrontarlo.

El malestar psicológico causado por un ataque sexual deja a la mujer sintiéndose vulnerable y con una pérdida total de control sobre su cuerpo. Una experiencia traumática, como una agresión sexual o violación, puede tener consecuencias a largo plazo, como ansiedad prolongada, miedo al embarazo, depresión, resurgimiento incontrolable de recuerdos del ataque (flashbacks) o trastorno de estrés postraumático crónico.

El shock inicial y la insensibilidad emocional tras la agresión o violación, junto con la posibilidad de que el agresor sea alguien cercano o incluso una pareja sentimental, hace que muchas mujeres retrasen la búsqueda de apoyo adecuado en salud mental. Cuando una mujer no afronta los sentimientos intensos resultantes, cualquier evento estresante puede desencadenar los recuerdos de la agresión y retraumatizarla.

El embarazo es un momento especialmente desafiante para las sobrevivientes de agresión sexual o violación porque la mujer tiene poco control sobre los cambios físicos que experimentará. Bajo la influencia de las hormonas del embarazo, la ansiedad intensa, el miedo al embarazo, la tristeza o la ira pueden ser abrumadores y agotar la capacidad de afrontamiento mental de la mujer.

El embarazo es un periodo física y emocionalmente exigente, y las mujeres que han sido agredidas sexualmente o violadas pueden encontrarse sin apoyo y sin idea de cómo afrontar esta experiencia potencialmente retraumatizante.

Si eres una sobreviviente de agresión sexual o violación y estás lidiando con un conjunto complicado de sentimientos sobre tu embarazo, aquí tienes una lista de problemas que podrías encontrar y estrategias para afrontar el lado emocional y físico del embarazo con mayor éxito.

Afrontando emociones negativas intensas

Sentir miedo y ansiedad intensos durante el embarazo no es raro, incluso para mujeres que no han sido agredidas sexualmente. Estos sentimientos surgen porque el embarazo trae muchas incógnitas, especialmente para las madres primerizas.

El cuerpo cambiando de forma incontrolable, posibles complicaciones en el parto, dudas sobre las propias capacidades como madre o cómo cambiará la relación con la pareja después del nacimiento del bebé son fuentes de ansiedad y miedo durante el embarazo.

Como experiencia física y emocional intensa, el embarazo también puede desencadenar recuerdos de la agresión y reavivar sentimientos de miedo, impotencia, vulnerabilidad y pérdida de control sobre el propio cuerpo. La intensidad combinada de estas emociones puede ser demasiado abrumadora para afrontarla sola. Buscar apoyo en la forma que te resulte aceptable es esencial.

Sin embargo, lo que puedes hacer por tu cuenta es aceptar tus sentimientos tal como son, independientemente de cómo creas que deberías sentirte o de lo que se considere “normal” en el embarazo.

La imagen habitual del embarazo que la mayoría compartimos es la de una futura madre radiante viviendo el momento más feliz de su vida. Cada embarazo y cada mujer es única, y no existen reglas estrictas sobre cómo deberías sentirte. Comparar tu experiencia de embarazo con una imagen ideal o con las expectativas de otros solo alimenta los sentimientos de culpa y autoinculpación.

En su lugar, aprende a ser autocompasiva. La autocompasión es una habilidad que ya posees; solo necesitas practicarla. La forma más sencilla de practicar la autocompasión es mostrarte a ti misma la misma comprensión y apoyo cuando te sientas especialmente ansiosa o triste que le mostrarías a alguien a quien realmente aprecias.

Afrontando la insensibilidad emocional

Aunque hayan pasado años desde que fuiste agredida sexualmente o violada y hayas seguido adelante con tu vida y ahora busques formar tu propia familia, la noticia de que estás embarazada puede dejarte completamente indiferente. Puede que sientas que el embarazo le está ocurriendo a otra persona y que tú solo eres una espectadora.

La insensibilidad emocional o aislar tu ser interior de los cambios emocionales y físicos del embarazo es una forma natural en que una víctima de agresión sexual se defiende mentalmente de la amenaza potencial de que resurja el trauma antiguo. Al distanciarte de la experiencia del embarazo, te proteges de emociones potencialmente abrumadoras.

Además de aumentar la culpa y la autoinculpación por no sentirte como “se supone” que deberías durante el embarazo, la insensibilidad emocional no significa que no te importe tu bebé. Las mujeres que fueron víctimas de una agresión sexual y que luego se convirtieron en madres son plenamente capaces emocionalmente de ser excelentes madres, independientemente de lo diferente que se sintieran durante el embarazo.

Una forma de afrontar la insensibilidad emocional en el embarazo es intentar reconectar con tu cuerpo en un entorno seguro y acogedor, como la meditación o una clase de yoga impartida por un profesional bien formado. Hablar sobre tu experiencia de embarazo con alguien en quien confíes puede tranquilizarte y ayudarte a sentirte querida.

Manejo de procedimientos médicos y exámenes

Muchas mujeres que fueron víctimas de agresión sexual o violación consideran que los chequeos médicos, exámenes vaginales y ecografías, junto con la inevitable estancia hospitalaria para el parto, son la parte más aterradora de su embarazo. El consultorio médico es un recordatorio directo de un examen forense posterior a la agresión, y un examen vaginal puede parecer una invasión directa de la privacidad.

Para garantizar tu salud y la de tu bebé, deberás prestar especial atención al elegir una matrona, un médico de cabecera o un ginecólogo-obstetra. Ayuda informarles sobre tu experiencia traumática, pero solo con lo que te sientas cómoda compartiendo.

La mayoría de los profesionales médicos no ignorarán tu integridad física intencionadamente. Para ellos, los exámenes y procedimientos son rutinarios. A menos que les expliques por qué necesitan mostrar más delicadeza, pueden actuar automáticamente y tocarte sin preguntar primero. Al compartir tus motivos para sentirte ansiosa o amenazada por un contacto no deseado, puedes recuperar una sensación de control.

Muchas sobrevivientes de agresión sexual se sienten más cómodas realizando los chequeos y consultas con una profesional mujer.

Un profesional capacitado para trabajar con sobrevivientes de agresión sexual compartirá los detalles de cada procedimiento contigo, describiendo qué y por qué realiza ciertos exámenes, incluyendo pedir permiso para tocarte. Puedes pedirle a tu proveedor médico que haga lo mismo.

Además, si no te sientes cómoda con tu proveedor médico actual, tienes derecho a buscar otro.

Preparándose para el parto

La realidad física de dar a luz es aterradora para muchas mujeres, pero las víctimas de agresión sexual pueden encontrarse en una situación muy parecida a la del ataque. La sensación de que todo el proceso ocurre sin su control activo, mientras están en una posición extremadamente vulnerable y rodeadas de desconocidos, puede ser traumática en extremo.

Una forma de afrontar esta situación es planificar los detalles de tu parto con antelación.

Considera si te beneficiarías de clases prenatales si eres madre primeriza o si quizás te resultaría más fácil recibir apoyo de una doula. Las doulas son asistentes de parto no médicas capacitadas que se centran principalmente en brindar apoyo emocional y orientación antes y después del parto.

Ten en cuenta las diferentes opciones de parto disponibles. Si crees que tendrías más control eligiendo un parto inducido, cesárea o anestesia epidural durante el trabajo de parto, habla de estas opciones con tu ginecólogo-obstetra o médico de cabecera.

Algunas mujeres que encuentran estresante el entorno médico eligen el parto en casa. Sin embargo, al considerar el parto en casa, ten en cuenta la posibilidad de una emergencia en la que puedas ser trasladada de urgencia al hospital, así que prepárate también para esta alternativa.

Detallar tu plan de parto por escrito y compartirlo con tu pareja o tu doula para que puedan asegurarse de que se respeten tus deseos durante el parto puede hacer que el proceso sea más manejable.

Si tienes la oportunidad, también puedes ponerte en contacto con servicios de apoyo especializados para afrontar los desafíos de la maternidad después de una agresión sexual.

 

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